San Juan Bosco


Nació el 16 de agosto de 1815,  su infancia se desarrolló en la sencillez de una familia campesina, trabajadora... Quedó huérfano de padre a los dos años. Su mamá con su firmeza y su dulzura, supo llevarlos adelante, mostrándoles la presencia de Dios.

De pequeño catequizaba en medio de sus compañeros, que reunía frente a la Iglesia transmitiéndoles lo que le enseñaba su mamá o lo que aprendía en los sermones del Párroco, y también los divertía con malabarismo. Fue creciendo en el estudio: siendo pobre, alternó  el estudio con el trabajo, para costearse los libros. Fue empleado en distintas actividades.

Algo que marcó profundamente toda su vida fue un sueño que tuvo cuando tenía nueve años. En el sueño le pareció estar junto a su casa, en un paraje bastante espacioso, donde había reunida una muchedumbre de chiquillos en pleno juego. Unos reían, otros jugaban, muchos blasfemaban. Al oír las blasfemias,
se metió en medio de ellos, para hacerlos callar a puñetazos e insultos.

En aquel momento apareció un Hombre muy respetable, noblemente vestido. Su rostro era tan luminoso que no se podía fijar en él la mirada. Lo llamó por su nombre y le dijo: “No con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad deberás ganarte a estos tus amigos. Ponte, pues ahora mismo a enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud”

Aturdido y espantado, dijo que era un pobre muchacho e ignorante. En aquel momento, los muchachos cesaron en sus riñas y blasfemias y rodearon al que hablaba. Sin saber casi lo que le decía, añadió:

¿Quién sois vos para mandarme estos imposibles?
- Precisamente porque esto te parece imposible, debes convertirlo en posible con la obediencia y la adquisición de ciencia.
- ¿Cómo podré adquirir la ciencia?
- Yo te daré la Maestra, bajo cuya disciplina podrás llegar a sabio.
- Pero, ¿quién sois Vos?
- Yo soy el Hijo de Aquélla, a quien tu madre te acostumbró a saludar tres veces al día. Mi nombre pregúntaselo a mi Madre.
- En aquel momento vio, junto a Él, una Señora de aspecto majestuoso, vestida con un manto que resplandecía como el sol.
Viéndolo cada vez más desconcertado, le indicó que se acercase a Ella, y tomándole de la mano:
-¡Mira! – le dijo. Al mirar se dio cuenta de que aquellos muchachos habían escapado, y vio en su lugar una multitud de cabritos, perros, gatos, osos y varios otros animales-.

He aquí tu campo, he aquí donde debes trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto, y lo que veas que ocurre en estos momentos con estos animales, lo deberás hacer tú con mis hijos.

Volvió  entonces la mirada, y, en vez de los animales feroces, aparecieron otros tantos mansos corderillos, que haciendo fiesta al Hombre y la Señora, seguían saltando y bailando a su alrededor. En aquel momento, siempre en sueños, se echó a llorar. Pidió a la Señora que le hablase de modo que pudiera comprender, pues no alcanzaba a entender qué quería representar todo aquello. Entonces Ella le puso las manos en la cabeza y le dijo:

- A su debido tiempo todo lo comprenderás.

Dicho esto un ruido lo despertó y desapareció la visión. Quedó muy aturdido. Por la mañana, contó el sueño: primero a sus hermanos, que se echaron a reír y,
luego a su madre y a la abuela. Cada uno lo interpretaba a su manera.

Su hermano José decía: “¡Tú serás pastor!”. Antonio, con dureza: “Capitán de bandoleros”. Su madre: “¡Quién sabe si un día serás sacerdote!” Pero la abuela dio la sentencia definitiva: “No hay que hacer caso de los sueños”.
Aunque no comprendió  su significado en aquel momento, éste se fue revelando a lo largo de toda su vida.

A los veinte años entró en el seminario y en 1841 fue ordenado Sacerdote, fue dotado de grandes dones naturales y sobrenaturales, como los grandes santos.
Tuvo el don de profecía, el don de milagros.

8 de Diciembre de 1841: se preparaba Don Bosco a rezar la Misa en la Iglesia de San Francisco de Asís. Un chico de 14 años (Bartolomé Garelli) estaba a la puerta de la sacristía mirando. El sacristán lo invitó a ayudar la santa Misa... El chico se excusa por no saber... el sacristán indignado fue a golpearlo con la caña de encender las velas y aquél se escapó.

Don Bosco, que vio todo esto se entristeció y dijo.: "Qué has hecho!! es mi  amigo... llámalo"....

El niño lleno de miedo, regresó y Don Bosco lo trató con mucho cariño y le hizo muchas preguntas. Las respuestas fueron todas negativas: Era un pobre huérfano, no tenía casa, dormía detrás de la puerta de alguna iglesia o bajo los pórticos de Turín, y no sabía nada de religión... Don Bosco lo invitó a rezar con él un Ave María y lo invitó a volver con muchos otros compañeros. En ese momento nació la Obra del Oratorio.

Don Bosco no tenía lugar para el Oratorio y fue juntando a los chicos en cualquier terreno baldío de las afueras de Turín... Cada domingo era un problema por las protestas de los vecinos, que acudían a la policía. Pero un día se le presentó un enviado del Sr. Pirando, que le propuso la venta a buen precio.... Don Bosco lo compró en cuotas. Fue así la "Casa Pinardi“ el primer oratorio estable, que fue creciendo de manera milagrosa hasta ser la casa madre de los salesianos con un complejo de grandes construcciones

Gran constructor de iglesias, entre ellas la Basílica de San Juan Evangelista, la Basílica de María Auxiliadora y la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma donde celebró su última misa. La Basílica de María Auxiliadora en Turín fue el monumento material de la gratitud de Don Bosco a la Virgen que "lo había hecho todo..." La construcción de ese maravilloso templo fue milagrosa. Cuando el constructor suspendió los trabajos por falta de pago, Don Bosco quiso pagarle.

Don Bosco arrojó en las manos todo el dinero del monedero (0,40 centavos de aquellos). El constructor se puso pálido....
“Esto,  dijo el santo: es lo que puede pagar el pobre Don Bosco, pero pronto lo hará la Virgen y mandará dinero no sólo para la construcción del templo, sino también mandará dinero para la construcción de un gran edificio, para niños pobres".....y comenzaron los milagros.

Fundador de la Congregación de los Salesianos, comunidad religiosa con rama masculina y femenina, dedicados a la educación de los jóvenes, en especial los pobres. Les enseñaba la vida cristiana y diversos oficios. Atrajo y sigue atrayendo a multitudes de jóvenes a Cristo. La Congregación toma su nombre de San Francisco de Sales.

San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888,  su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia.  Dejando una gran obra, su congregación creció rápidamente; contando actualmente con  aproximadamente diecisiete mil miembros en 105 países, con 1.300 colegios y 300 parroquias, y se hallan establecidos en todo el mundo.

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