Cambio de horarios


Informamos a la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora del Valle, que a partir del día 1° de mayo comienzan los horarios de invierno.

Detalle:

Misa diaria: a las 19:30 hs. (de martes a domingo)

Atención de Secretaría: de 16:30 a 19:30 hs.

La Misa de los domingos a la mañana no cambia su horario y sigue celebrándose a las 11 horas.

Demás actividades parroquiales: consultar por Secretaría. Teléfono 03543-420002

Misa del Día del Trabajador


La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Córdoba invita a participar de la santa misa en acción de gracias por el día del Trabajador. La celebración será presidida por el Arzobispo de Córdoba Monseñor Carlos Ñáñez, el martes 30 de Abril a las 19 horas en la Parroquia Cristo Obrero (Iglesia Nuestra Señora del Carmen), calle Figueroa Alcorta 160 de nuestra ciudad.

"El trabajo, no es mercancía" - Mensaje de Pastoral Social en el día del Trabajador
Para leer el mensaje hacer clic acá 

Domingo 5 de Pascua

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
»Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros».
(Jn 13,31-33a.34-35)

Comentario
Hoy, Jesús nos invita a amarnos los unos a los otros. También en este mundo complejo que nos toca vivir, complejo en el bien y en el mal que se mezcla y amalgama. Frecuentemente tenemos la tentación de mirarlo como una fatalidad, una mala noticia y, en cambio, los cristianos somos los encargados de aportar, en un mundo violento e injusto, la Buena Nueva de Jesucristo.
En efecto, Jesús nos dice que «os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn 13,34). Y una buena manera de amarnos, un modo de poner en práctica la Palabra de Dios es anunciar, a toda hora, en todo lugar, la Buena Nueva, el Evangelio que no es otro que Jesucristo mismo.
«Llevamos este tesoro en recipientes de barro» (2Cor 4,7). ¿Cuál es este tesoro? El de la Palabra, el de Dios mismo, y nosotros somos los recipientes de barro. Pero este tesoro es una preciosidad que no podemos guardar para nosotros mismos, sino que lo hemos de difundir: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes (...) enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,19-20). De hecho, Juan Pablo II escribió: «quien ha encontrado verdaderamente a Cristo no puede tenerlo sólo para sí, debe anunciarlo».
Con esta confianza, anunciamos el Evangelio; hagámoslo con todos los medios disponibles y en todos los lugares posibles: de palabra, de obra y de pensamiento, por el periódico, por Internet, en el trabajo y con los amigos... «Que vuestro buen trato sea conocido de todos los hombres. El Señor está cerca» (Flp 4,5).
Por tanto, y como nos recalca el Papa Juan Pablo, hay que utilizar las nuevas tecnologías, sin miramientos, sin vergüenzas, para dar a conocer las Buenas Nuevas de la Iglesia hoy, sin olvidar que sólo siendo gente de buen trato, sólo cambiando nuestro corazón, conseguiremos que también cambie nuestro mundo.
Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)

"Buenos días, habla Francisco"


Esta mañana a las 10.05 llamó al Arzobispado de Córdoba desde Roma, el Papa Francisco, lo atendió el portero Cruz, el Papa le dijo “Buen días, habla Francisco”, el portero que no imaginaba una llamada del querido Papa Francisco sin la intermediación de una secretaria o secretario, le preguntó “¿Qué Francisco?”; “el papa Francisco, necesito comunicarme con el Obispo”, le contestó el Santo Padre.

Entonces el portero confirmando que realmente se trataba del Papa y casi sin aliento por la enorme sorpresa, le dijo: “Su Santidad porque no me da una bendición”. El papa le dijo “Hijo te doy la bendición si encontrás al Obispo”.

Inmediatamente le dio la bendición y le pasó con el Secretario de Audiencias, el padre Pablo Márquez, quien en una mezcla de asombro,  alegría y despojado de todo protocolo le dijo: “Hola padre Francisco! El Obispo está en una reunión, voy a buscarlo”, a lo que el Papa le dijo “Hijo llamo en cinco minutos”. Y se cortó la segunda llamada.

El padre Pablo fue inmediatamente al primer piso del Arzobispado a buscar al Obispo, lo llamó para comunicarle la noticia, y de inmediato sonó el teléfono por tercera vez, era nuevamente el Papa Francisco que insistía para comunicarse con monseñor Ñáñez. En esta oportunidad le dijo al portero en tono de sana picardía “Ahora estás convencido que soy el Papa…”

Más gestos de humildad

La llamada tuvo un tono de cordialidad y fraternidad admirable. El Santo Padre llamó para agradecer cordialmente a monseñor  Ñáñez por su carta, que había recibido ayer.

Monseñor Ñáñez  le había escrito esta carta mientras participaba de la 105° Conferencia del Episcopado la semana pasada, en la que saludaba al Papa Francisco felicitándolo, expresando la adhesión a su tarea y a su labor pastoral como sucesor de Pedro, y en la que también le pedía su bendición para el ministerio y para toda la diócesis de Córdoba.

En esta llamada el Papa también dejó su bendición para todos los cordobeses y para los colaboradores más directos del Obispo. Cuando el Obispo relató con gran alegría este momento, comentó que cuando atendió a Francisco lo trató de “Jorge” del mismo modo que se trataban antes del 13 de marzo de 2013, lo que revela la cercanía de los pastores que tanto bien hace a nuestra Iglesia.

Copiado de la página del Arzobispado de Córdoba

Dios nos regala misericordia, alegría y esperanza

Video con saludo del Papa Francisco a la Arquidiócesis de Córdoba, Argentina

Carta al pueblo de Dios en ocasión de la elección del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

Los obispos argentinos estamos alegres y agradecidos de haber vivido con el pueblo de Dios la presencia cercana y providente del Señor. Reconocemos que Él mismo ha inspirado al Papa Benedicto el gesto humilde y profético de su renuncia. Esta decisión es un ejemplo muy valioso para la Iglesia y para el mundo entero. A este don se une la elección de Francisco, primer Papa latinoamericano y argentino. Ambos hechos constituyen un momento excepcional de la historia, que desde la fe nos alegra y nos conmueve. En nuestra tierra y en tantas partes del mundo, la gente manifestó no solamente su sorpresa, sino su gozo y su esperanza. Sentimientos que fueron vividos por creyentes y no creyentes. Nos complace ver en dichas reacciones la mano misericordiosa de nuestro Padre Dios, que camina con su pueblo en todo tiempo, y que nos ha bendecido en nuestros días con la abundancia de sus dones.

Esta historia de amor y de esperanza comenzó en aquel momento, en el que Cristo resucitado le preguntó a Pedro por tres veces: ¿Simón, hijo de Juan, me amas? (Jn 21,15- 17). A la pregunta del Señor, le contestó Pedro otras tres veces, confesando su amor humilde y fiel hasta el martirio. Éste es el acontecimiento que hemos vivido de nuevo, con la elección del Papa Francisco, que también supo responder "sí" a Jesús, desde una fe confiada. En aquel momento, el Señor le encomendó a Pedro el cuidado pastoral del rebaño de la Iglesia, al mismo tiempo que lo invitó a seguirlo. Desde entonces, cada sucesor de Pedro -como ahora Francisco- ha de seguir a Jesús, porque Él es el Pastor supremo.

Por la predicación y el testimonio de Pedro y los apóstoles se fueron formando las comunidades cristianas. En ellas se compartía la enseñanza, la eucaristía y el amor fraterno. Viviendo de esa manera, la Iglesia ganó el corazón de los pueblos, a través de los siglos. Hoy, en el Año de la fe, el don de Francisco nos interpela de nuevo, y nos reclama proclamar con el Concilio Vaticano II: "Cristo es la luz de los pueblos". Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, debemos llevar a todos los hombres y su cultura el Evangelio de Jesús. La Iglesia existe para ser servidora del mundo, en la búsqueda de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano (cf LG 1).

Creer en Jesús y anunciar su Evangelio es la dicha mayor de los creyentes. Al amor misericordioso de Jesús que cautiva y consuela, debemos responderle de nuestra parte imitando el amor con que Él nos amó primero. No hay fundamento más grande para nuestra esperanza, que experimentar la misericordia del Señor, y ofrecerla en Su nombre a todos; especialmente a los pobres, sufrientes y excluidos.

La alegría de tener un Papa argentino, como también sus gestos y palabras, han conmovido los corazones y han renovado en ellos el gozo de pertenecer a la Iglesia. De esta manera, el Señor nos interpela a profundizar nuestro compromiso de discípulos misioneros, para ofrecer la esperanza a este mundo, necesitado de Dios y de sus dones de justicia, amor y paz.

La Virgen María cantó llena de gozo, que Dios se acordó de su misericordia (cf Lc 1,58). Ella nos auxilia ahora y siempre. A Nuestra Señora de Luján le pedimos que acompañe a nuestro Papa con su amor maternal.

105° Asamblea Plenaria
Conferencia Episcopal Argentina
Pilar, 19 de abril de 2013

Beato Federico Ozanam - Sociedad San Vicente de Paul


La Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) es una organización caritativa católica laica dirigida por voluntarios, creada en París en 1833 por un grupo de laicos católicos entre los que se encontraba quien después sería beatificado por Juan Pablo II: el beato Federico Ozanam.

Su objetivo es ayudar a los pobres para aliviar su sufrimiento y fomentar su dignidad e integridad humana. La Sociedad realiza sus proyectos con el esfuerzo de más de 720.000 voluntarios en 142 países que atienden cada año a cerca de 17.000.000 personas en cualquier parte del mundo y ante cualquier tipo de necesidad. Ayudan en catástrofes humanitarias tales como tsunamis y terremotos o situaciones de guerra.

Desde su fundación, la organización ha sido dirigida única y exclusivamente por seglares católicos que colaboran con la jerarquía eclesiástica católica pero actúan de forma independiente. Está constituida y dirigida por voluntarios, en la mayoría laicos católicos, que entregan parte de su tiempo a la Institución.

Sus acciones abarcan varios campos en los cuales es siempre importante el contacto personal con las personas necesitadas a quién se ayuda sin considerar su género, raza, creencia religiosa, fondo social o étnico, salud, cultura u opiniones políticas: proyectos de acogida y de servicio social, de formación, educación y desarrollo; lleva adelante estructuras sanitarias; centros para la infancia y para jóvenes, como escuelas y centros de formación profesional; hospicios; centros para madres solteras o mujeres con dificultades y para la rehabilitación de encarcelados; institutos para discapacitados físicos y mentales; ayudas para las víctimas de la violencia, de catástrofes y de guerras; servicios de asistencia y apoyo para enfermos terminales, alcohólicos y drogadictos; programas para familias en dificultades: trabaja en la realidad de los distintos países, con acciones que respeten sus tradiciones y culturas y hasta que la persona ayudada puede auto-sustentarse.

Los diversos grupos de caridad, denominados “Conferencias” se ponen bajo la  protección de la Virgen María y el patrocinio de San Vicente de Paúl, quien reunió todos los caracteres de lo que pretende ser una Conferencia: la oración, la acción para aliviar a los más pobres, y la inquietud de la inteligencia que los lleva a reflexionar sobre las causas de la pobreza para tratar de  superarlas.

Con gran rapidez los grupos se  extienden a través del mundo entero, guiados por esta voluntad fundadora de servir a Cristo en los pobres. En 1846 la SSVP llega a América y ya en 1913 había 8000 Conferencias que agrupaban a 134.000 miembros en el mundo.

Hoy en día, la SSVP es una  verdadera red mundial de caridad, que combate la miseria con  sencillez y sin ruido; está ubicada en 146 países, con cerca de 720.000 los socios,  quienes conforman 45.440 Conferencias. Las dos terceras partes de las  Conferencias (equipos de trabajo) se encuentran en países en vías de  desarrollo, por lo que la Sociedad puede considerarse precursora en cuanto a la  ayuda fraterna en el tercer mundo, en un espíritu de reparto, solidaridad y  hermanamiento. Los pobres ayudan a los más pobres. Sus acciones solidarias van desde las visitas a  familias en situación de pobreza, hasta muchas otras actividades como la  entrega de alimentos, ropa, etc.

En nuestra parroquia tenemos en funcionamiento desde hace un año la Conferencia Vicentina “Cura Brochero” que realiza acción solidaria y pastoral en tres establecimientos geriátricos de la zona. Si alguien está dispuesto a incorporarse será muy bienvenido, siendo el requerimiento disponer de un par de horas un día por semana. 

Hoy estamos celebrando el bicentenario del nacimiento de Federico Ozanám, que fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en agosto de 1997. Para conocer detalles de la vida del fundador de la Sociedad San Vicente de Paul, hacer clic acá.

Domingo 4 de Pascua

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
(Jn 10,27-30)

Comentario
Hoy, la mirada de Jesús sobre los hombres es la mirada del Buen Pastor, que toma bajo su responsabilidad a las ovejas que le son confiadas y se ocupa de cada una de ellas. Entre Él y ellas crea un vínculo, un instinto de conocimiento y de fidelidad: «Escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen» (Jn 10,27). La voz del Buen Pastor es siempre una llamada a seguirlo, a entrar en su círculo magnético de influencia.
Cristo nos ha ganado no solamente con su ejemplo y con su doctrina, sino con el precio de su Sangre. Le hemos costado mucho, y por eso no quiere que nadie de los suyos se pierda. Y, con todo, la evidencia se impone: unos siguen la llamada del Buen Pastor y otros no. El anuncio del Evangelio a unos les produce rabia y a otros alegría. ¿Qué tienen unos que no tengan los otros? San Agustín, ante el misterio abismal de la elección divina, respondía: «Dios no te deja, si tú no le dejas»; no te abandonará, si tú no le abandonas. No des, por tanto, la culpa a Dios, ni a la Iglesia, ni a los otros, porque el problema de tu fidelidad es tuyo. Dios no niega a nadie su gracia, y ésta es nuestra fuerza: agarrarnos fuerte a la gracia de Dios. No es ningún mérito nuestro; simplemente, hemos sido “agraciados”.
La fe entra por el oído, por la audición de la Palabra del Señor, y el peligro más grande que tenemos es la sordera, no oír la voz del Buen Pastor, porque tenemos la cabeza llena de ruidos y de otras voces discordantes, o lo que todavía es más grave, aquello que los Ejercicios de san Ignacio dicen «hacerse el sordo», saber que Dios te llama y no darse por aludido. Aquel que se cierra a la llamada de Dios conscientemente, reiteradamente, pierde la sintonía con Jesús y perderá la alegría de ser cristiano para ir a pastar a otras pasturas que no sacian ni dan la vida eterna. Sin embargo, Él es el único que ha podido decir: «Yo les doy la vida eterna» (Jn 10,28).
P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España)

Hoy se celebra la 50° JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES, bajo el lema “Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe”. Puedes leer el mensaje que dejó preparado para esta ocasión el ahora Papa Emérito Benedicto XVI, haciendo clic acá.

Beatificación Cura Brochero: Mensaje al Pueblo de Dios


Mensaje de los obispos al santo pueblo de Dios
con ocasión de la Beatificación del Cura Brochero

Queridos hermanos y hermanas:

Estamos viviendo tiempos muy especiales como Iglesia y como argentinos. El próximo 14 de septiembre, y en el marco del Año de la fe, viviremos la alegría de la beatificación del Padre Brochero. Además, tuvimos la gracia de la beatificación de la Hna. María Crescencia Pérez, religiosa argentina, y el gozo de que un hermano nuestro fuera elegido por Dios como Obispo de Roma y Pastor Universal.

José Gabriel del Rosario Brochero, un Pastor según el corazón de Dios…quien fue… ungido para ungir al pueblo fiel, un verdadero Pastor con olor a oveja (1), al decir del Papa Francisco, nació en Santa Rosa de Río Primero en 1840. Se formó en el Seminario de Córdoba y en 1869 fue destinado como cura párroco a Traslasierra. Desde las Altas Cumbres, divisando el valle, vio que estaba todo por hacer. Pastor dotado de gran espíritu de sacrificio y extraordinaria caridad pastoral y social, sirvió a la gente más pobre del campo, compartió su vida y promovió en ella la elevación humana y religiosa, especialmente a través de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola (2).

La devoción del cura Brochero a la Virgen María, con el profundo y cálido título de “Mi Purísima”, nos abre a su amor hondo y concreto, muy atento a las necesidades de cada persona. Como la Virgen en las Bodas de Caná (3), también Brochero supo decir a Jesús: “no tienen agua”, “no tienen educación”, “no tienen caminos”, “no tienen medios acordes para encontrarse como hermanos y comercializar sus productos...”. Y él hizo lo que Jesús dijo: ayudó a todos sus contemporáneos a escuchar esa misma voz que abre las cataratas del amor de Dios y que se vuelca en el amor concreto al hermano: abrió escuelas, fue pionero en abrir un colegio para niñas, proyectó el ferrocarril, y entre todos hicieron caminos, acequias, diques, telégrafos, y la misma Casa de Ejercicios.

Durante su breve período en la ciudad de Córdoba, nombrado capellán de la cárcel, veló con amor de padre por las necesidades físicas y espirituales de sus hermanos privados de libertad.

Él no fue un cristiano triste. Sabía de la alegría que da Jesús y la quería contagiar. Por eso al visitar a la gente en sus casas, les decía: “Aquí vengo a darles música”. La música de saberse amados por Dios. Hoy la alegría del cielo que nos transmite la beatificación del Padre Brochero, le permite multiplicar sus brazos, sus pies, su corazón, a través de cada uno de nosotros, y nos invita a ser discípulos misioneros de Jesucristo: “Si en mi corazón no llevo la caridad, ni a cristiano llego”, decía él.

Brochero nos anima, como bautizados, a salir a las fronteras, “de tal manera que la unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde nuestro pueblo fiel más lo espera y valora” (4). A ir hacia los que no conocen el amor de Dios porque no se les ha anunciado o porque la cruda realidad que les toca vivir les habla de que Dios pareciera estar ausente de sus vidas. Nos invita a compartir con ellos que Dios los ama.

Por eso, los obispos argentinos expresamos nuestro gozo y gratitud por el don de la vida sacerdotal del Padre Brochero, modelo e intercesor, que reconocemos como una gracia singular para la Iglesia en nuestra Patria. En una carta a su condiscípulo y amigo obispo Yaniz, estando enfermo y con sus fuerzas físicas desgastadas, le decía: “Es un grandísimo favor el que me hecho Dios Nuestro Señor en desocuparme por completo de la vida activa y dejarme la ocupación de buscar mi fin, y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo” (5). ¡Cómo no acudir a él con confianza!

Esta beatificación es una nueva llamada de Dios para responder a la vocación a la santidad que todos recibimos en el bautismo. El beato Juan Pablo II, al comienzo del nuevo milenio, expresó: ”Preguntar quieres recibir el bautismo es lo mismo que preguntar si quieres ser santo” (6). Y el Papa Benedicto XVI nos recordaba que “Los santos no son representantes del pasado sino que constituyen el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad. Son como las caras de un prisma, sobre las cuales con matices distintos, se refleja la única luz que es Cristo” (7).

Queridos hermanos, los tiempos nos urgen, para que siguiendo el ejemplo de los santos, experimentemos la dulce y confortadora alegría de evangelizara.

Los Obispos de La Argentina
105º Asamblea plenaria de la CEA
Pilar, 20 de abril de 2013.

___________________________________
1 Papa Francisco: Misa Crismal, 28 de marzo de 2013.
2 Decreto de Venerable. Abril de 2005.
3 Cf. San Juan, 2,1-12.
4 Papa Francisco, Misa Crismal…
5 El Cura Brochero, carta y sermones, CEA, Buenos Aires 1999, pp. 801-802.
6 Novo Millennio Ineunte, 31.
7 Benedicto XVI, Discurso, 22 de diciembre de 2009.
8 Evangelii Nuntiandi, 80.

Francisco: hagan una pastoral en clave misionera


BUENOS AIRES, 17 de abril de 2013 (Zenit.org)  El papa Francisco en una misiva enviada a los obispos que participan de la 105 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, les pidió que toda la pastoral sea “en clave misionera”, y en el marco del documento de Aparecida.

La Plenaria, que se realiza en una casa de retiro en la ciudad de Pilar, a pocos kilómetros de Buenos Aires, denunció que “la enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial” como “una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual” a un “clericalismo de mercado” y que impide “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.

Y concluyó indicando que “la Virgen nos enseñará el camino de la humildad y ese trabajo silencioso y valiente que lleva adelante el celo apostólico”. Y pidió que recen por él, “para que no me la crea y sepa escuchar lo que Dios quiere y no lo que yo quiero”.

Texto de la carta

Queridos Hermanos: Van estas líneas de saludo y también para excusarme por no poder asistir debido a “compromisos asumidos hace poco” (¿Suena bien?) Estoy espiritualmente junto a ustedes y pido al Señor que los acompañe mucho en estos días.

Les expreso un deseo: Me gustaría que los trabajos de la Asamblea tengan como marco referencial al Documento de Aparecida y “Navega mar adentro”. Allí están las orientaciones que necesitamos para este momento de la historia. Sobre todo les pido que tengan una especial preocupación por crecer en la misión continental en sus dos aspectos: misión programática y misión paradigmática. Que toda la pastoral sea en clave misionera.

Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.

Les deseo a todos ustedes esta alegría, que tantas veces va unida a la Cruz, pero que nos salva del resentimiento, de la tristeza y de la soltería clerical. Esta alegría nos ayuda a ser cada día más fecundos, gastándonos y deshilachándonos en el servicio al santo pueblo fiel de Dios; esta alegría crecerá más y más en la medida en que tomemos en serio la conversión pastoral que nos pide la Iglesia.

Gracias por todo lo que hacen y por todo lo que van a hacer. Que el Señor nos libre de maquillar nuestro episcopado con los oropeles de la mundanidad, del dinero y del “clericalismo de mercado”. La Virgen nos enseñará el camino de la humildad y ese trabajo silencioso y valiente que lleva adelante el celo apostólico.

Les pido, por favor, que recen por mí, para que no me la crea y sepa escuchar lo que Dios quiere y no lo que yo quiero. Rezo por ustedes.

Un abrazo de hermano y un especial saludo al pueblo fiel de Dios que tienen a su cuidado. Les deseo un santo y feliz tiempo pascual.

Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

Domingo 3 de Pascua

En aquel tiempo, se apareció Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Al oír Simón Pedro que era el Señor se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
(Jn 21,1-19)

Comentario
Hoy, tercer Domingo de Pascua, contemplamos todavía las apariciones del Resucitado, este año según el evangelista Juan, en el impresionante capítulo veintiuno, todo él impregnado de referencias sacramentales, muy vivas para la comunidad cristiana de la primera generación, aquella que recogió el testimonio evangélico de los mismos Apóstoles.
Éstos, después de los acontecimientos pascuales, parece que retornan a su ocupación habitual, como habiendo olvidado que el Maestro los había convertido en “pescadores de hombres”. Un error que el evangelista reconoce, constatando que —a pesar de haberse esforzado— «no pescaron nada» (Jn 21,3). Era la noche de los discípulos. Sin embargo, al amanecer, la presencia conocida del Señor le da la vuelta a toda la escena. Simón Pedro, que antes había tomado la iniciativa en la pesca infructuosa, ahora recoge la red llena: ciento cincuenta y tres peces es el resultado, número que es la suma de los valores numéricos de Simón (76) y de ikhthys (=pescado, 77). ¡Significativo!
Así, cuando bajo la mirada del Señor glorificado y con su autoridad, los Apóstoles, con la primacía de Pedro —manifestada en la triple profesión de amor al Señor— ejercen su misión evangelizadora, se produce el milagro: “pescan hombres”. Los peces, una vez pescados, mueren cuando se los saca de su medio. Así mismo, los seres humanos también mueren si nadie los rescata de la oscuridad y de la asfixia, de una existencia alejada de Dios y envuelta de absurdidad, llevándolos a la luz, al aire y al calor de la vida. De la vida de Cristo, que él mismo alimenta desde la playa de su gloria, figura espléndida de la vida sacramental de la Iglesia y, primordialmente, de la Eucaristía. En ella el Señor da personalmente el pan y, con él, se da a sí mismo, como indica la presencia del pez, que para la primera comunidad cristiana era un símbolo de Cristo y, por tanto, del cristiano.
Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España)

Última semana de la Virgen de Lourdes peregrinando entre nosotros


Desde el sábado 6 de Abril, la Virgen de Lourdes se encuentra peregrinando por nuestra parroquia, y permanecerá hasta el próximo jueves 18.
En estos días, además de honrar su visita con el rezo de un Rosario todos los días a las 19:30 hs., antes de la Misa, también está siendo llevada a visitar enfermos, geriátricos, y personas que no pueden asistir al templo.
Además las personas que lo desean pueden dejar sus pedidos e intenciones anotadas en un cuaderno habilitado para ello que siempre está junto a la imagen.
¡Queda menos de una semana de permanencia de María de Lourdes en nuestra parroquia!
Aprovechemos todos para rezarle, agradecer las gracias recibidas y pedir por las necesidades de salud nuestras y de nuestros familiares o amigos.

La Virgen de Lourdes peregrina en nuestra parroquia

En la tarde de ayer, sábado 6, se realizó el Encuentro de Agentes de Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis de Córdoba, con la presencia de casi 150 personas en representación de parroquias e instituciones médicas de Córdoba y localidades vecinas. También participaron miembros de nuestra comunidad parroquial (Vito, Raúl, Rodolfo, Marco y Felipe).

La Pastoral de la Salud del Arzobispado de Córdoba ha puesto a disposición de las comunidades tres hermosas imágenes de la Santísima Virgen de Lourdes, que van a “peregrinar” por las diversas parroquias de su ámbito (dos en Córdoba capital y una en interior), permaneciendo dos semanas en cada comunidad, para que sea llevada a los enfermos que no pueden concurrir a la iglesia como así también a los geriátricos y centros médicos de cada zona.

Recordemos que la Virgen de Lourdes es la patrona e intercesora de todos los enfermos, y que el día 11 de febrero de cada año, no sólo celebramos la Festividad de la Virgen de Lourdes, sino también el Día Mundial del Enfermo, instituido por el Beato Juan Pablo II.

Hemos sido bendecidos por el Señor y por María, pues nuestra parroquia ha recibido la imagen de la Virgen de Lourdes en su primera salida a peregrinar. Esa imagen ya está en nuestro templo y la hemos de llevar en las visitas que habitualmente hacemos a hogares geriátricos de la zona, como así también a enfermos en sus domicilios, centros de salud, etc.

Pero además, como corresponde a buenos anfitriones, vamos a honrar esta gratísima visita que María de Lourdes nos hace, rezando todos los días (excepto lunes) el Santo Rosario a las 19:30 hs. –antes de la Misa Vespertina– en el cual pondremos a los pies de la Madre nuestro pedido por los enfermos, como así también por la paz del mundo, el Papa Francisco, y todas las intenciones particulares de quienes asistan.

Invitamos entonces a la comunidad parroquial a acompañar el rezo del Santo Rosario a la Virgen de Lourdes, en nuestro templo, todas las tardes a las 19:30 hasta el jueves 18 de abril en que la Virgen partirá rumbo a otra parroquia.

Domingo 2 de Pascua

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».
Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
(Jn 20,19-31)

Comentario
Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas —juntamente con la de Navidad— que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.
Por designio del Papa Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.
La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que —al menos por Pascua— se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros.
Rev. D. Joan Ant. MATEO i García (La Fuliola, Lleida, España)

Inundaciones en Buenos Aires y La Plata: cómo colaborar desde Córdoba

Publicamos esta información para los interesados en colaborar desde Córdoba con los damnificados por las graves inundaciones en Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires y Ciudad de La Plata:

Encuentro de agentes de Pastoral de la Salud


Los invitamos al Encuentro de agentes pastorales de la arquidiócesis para comenzar nuestro camino formativo en este año en que el Señor nos bendice, Año de la Fe acompañados por el Papa Francisco.                  

ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA
PASTORAL DE LA SALUD
Sábado 6 de Abril

“Contemplemos y Anunciemos las maravillas que hizo el Señor
¡Aleluya!”

Destinado a agentes parroquiales, de instituciones, Ministros Extraordinarios de la Comunión, Religiosos/as, profesionales de la salud.

Lugar: Colegio de la Hnas. Adoratrices Argentinas, Corazón  Inmaculado de María. Rosario de Santa Fe 540

Horario: 14:00 a 19:00 hs. - Contribución: $ 20.-

Consultas: Figueroa Alcorta 458, Centro – TE: 0351 4282875 (Martes y jueves 16:00 a 20:00 hs.)  pastsaludcba@hotmail.com