Declaración de la 115° Asamblea Plenaria de la Conferencia
Episcopal Argentina
1. Los Obispos reunidos en la 115 Asamblea Plenaria del
Episcopado Argentino, hacemos nuestra la Declaración de la Comisión Ejecutiva
“Respetuosos de la Vida”, del 23 de febrero pasado.
2. En esta preocupación nos unimos a todos los
argentinos, sean o no creyentes, que defienden la vida humana desde la
concepción. Agradecemos de corazón a tantas ciudadanas y ciudadanos que con sus
testimonios, argumentos y acciones se han destacado en estas últimas semanas
como apasionados defensores de toda vida humana. Ellos son los grandes protagonistas.
3. Una Nación democrática, moderna y progresista, debe
tener la capacidad, el ingenio y la creatividad, de buscar soluciones nuevas
que resuelvan los problemas, sin necesidad de matar o “interrumpir” vidas de
seres humanos.
4. ¡Ojalá podamos defender hasta tal punto los derechos
humanos, que no se los neguemos a los más débiles y vulnerables! Vale toda
vida. Aún hay mucho por hacer para
acompañar y ayudar a las mujeres que viven un embarazo inesperado, en malas
condiciones (desnutrición, diabetes, otras dificultades obstétricas no
controladas debidamente, situaciones de violencia, etc.).
Muchas de estas realidades tienen que ver con la pobreza no resuelta.
5. Esperamos que este debate nos permita dirigir la
mirada de manera amplia a diversas situaciones que no deberíamos separar: la
defensa del niño por nacer, el respeto a la mujer y el cuidado de su vida, el
inmenso valor de la familia y la vida amenazada de tantos argentinos que se
debaten en la pobreza y la miseria.
Tanto la Iglesia como la sociedad no hemos hecho lo suficiente al
respecto. Tampoco hemos acompañado de la
mejor manera a las mujeres que han abortado en medio de sufrimientos y límites,
y padecen en soledad las consecuencias de esta decisión.
6. Es indispensable recordar la síntesis que nos propone
el Papa Francisco, quien nos invita a mirar a todos desde los más pequeños: “La
defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y
apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre
sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero
igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten
en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia
encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas
de esclavitud, y en toda forma de descarte. No podemos plantearnos un ideal de
santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan
alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que
otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente.”
(Gaudete et Exsultate 101)
7. Alentamos a nuestros legisladores a que se atrevan a
soñar una Argentina más grande, superadora de recetas de cuarenta años atrás y
a que sean capaces de proponer leyes innovadoras que tutelen tanto la vida y
los derechos de la madre como la vida y la dignidad del hijo. Nos duele que algo tan grande y esencial como
defender la vida nos pueda enfrentar o dividir todavía más. Este momento histórico nos exige luchar codo
a codo por los más frágiles de nuestra querida Argentina.
Pilar, a los pies de la Virgen de Luján, 19 de abril de
2018
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