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Bendición de la mesa de Navidad

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Bendice Señor nuestra mesa
en esta noche de Luz.

Quienes vamos a cenar celebrándote,
sabemos que la fiesta eres Tú
que nos invitas a nacer siempre de nuevo.

Gracias por el pan y el trabajo,
por la generosidad y la esperanza.

Llena nuestra mesa de fuerza y ternura
para ser personas justas,
llena de paz nuestras vidas
y que la amistad y la gratitud
alimenten cada día del año.

Tú eres bendición para nosotros,
por eso, en esta noche fraterna,
bendice la tierra toda,
bendice nuestro país.

Bendice esta familia y esta mesa.
Bendícenos a cada uno
de los que estamos aquí.
Amén.

Horarios de celebraciones de Navidad

"Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido" Lc 2.15

Te esperamos a celebrar Navidad en comunidad.
Estos son los horarios de las celebraciones en nuestra parroquia. 
Las misas del 24 y 25 de diciembre a la noche se harán en los jardines (si el clima lo permite).

Saludo Navideño de nuestros obispos de Córdoba

Navidad es anuncio de Buenas Noticias. Navidad es alegría en el cielo, porque en la Tierra nos ha nacido un Salvador. Navidad es Dios con nosotros para que todos caminemos con Él.

Dios nos encuentra felizmente, para que hermanados caminemos juntos.

Que Jesús, María y José bendigan cada una de nuestras familias en esta Navidad y nos abracen llenando nuestros corazones de amor, bondad y generosidad anunciando al mundo que Dios, en Jesús, ha nacido para nuestra salvación.

Es el de deseo de:

Monseñor Carlos José Ñáñez – Arzobispo de Córdoba
Monseñor Pedro Torres – Obispo Auxiliar de Córdoba
Monseñor Ricardo Seirutti – Obispo Auxiliar de Córdoba

Córdoba, 12 de Diciembre de 2017.-

Mensaje de Navidad de los Obispos Argentinos

Los obispos que integran la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) difundieron su Mensaje de Navidad al término de la 178ª reunión de la Comisión Permanente de la CEA, que los días 12 y 13 de diciembre se desarrolló en la sede episcopal del barrio porteño de Retiro.

Queridos/as hermanos/as:

En esta Navidad deseamos descubrir a Dios que se vuelve tan cercano, que nos abraza con su cariño. Es ese Dios que ama con predilección a los más débiles y nos llama a cuidarlos.

Queremos a nuestro Pueblo. Por eso nos duelen las angustias de muchos e intentamos comprenderlos y acompañarlos cuando defienden sus derechos.

Nuestro trato con numerosas personas, nos permite reconocer los valores de nuestra gente y la reserva espiritual de los argentinos, que les ayudan a enfrentar tantas dificultades.

Que nadie se sienta olvidado en esta Patria. Que los pobres, los inmigrantes, los pueblos originarios, los ancianos, los niños, los encarcelados, quienes últimamente perdieron seres queridos, los trabajadores, los que buscan trabajo y los más frágiles del Pueblo, se sientan amados y valorados en su inmensa dignidad.

Gracias a cada uno por su entrega de cada día para que nuestra querida Argentina sea casa de todos.

La Navidad nos invita a tener algún gesto de cercanía, de consuelo y de generosidad con algún hermano solo o necesitado. Eso nos hará más humanos.

Para los católicos, la Virgen de Luján es la Madre que nos acompaña y nos acerca la ternura del Niño Jesús. En sus brazos dejamos este año que acaba y le confiamos con esperanza el nuevo año.

Con afecto de hermanos.+

Caminamos juntos hacia la Navidad

Como vecinos de una misma Comunidad hemos querido expresar un signo común de bondad, armonía y comunión en varios puntos del barrio: Sanatorio Allende, Complejo Village, algunas calles cercanas y en los jardines de la parroquia. 

Es así como una cantidad de ovejas de material caminan mansamente por la zona, como aquellas ovejas de los pastores que acudieron al pesebre de Belén. 

Ojalá que este signo nos motive y nos disponga a celebrar estos días de encuentro y de fiesta en torno al hecho más maravilloso de la historia: el nacimiento de Jesús.
Agradecemos al Sanatorio Allende por animar, asumir y concretar este proyecto.

"Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido" (Lc 2,15)

“Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido” (Lc 2,15)

Con estas palabras de los pastores, participemos de las celebraciones de la Navidad.

Saludo Navideño de nuestros pastores

El nacimiento de Jesús el Salvador, nos acerca a cada uno de ustedes para desearles una Navidad FELIZ y dejarles nuestra bendición. Deseamos que tu casa, tu mesa, tu familia, tu comunidad, tu barrio, tu lugar de trabajo, tu negocio, el lugar donde te encuentres, sean lugares bendecidos por la Navidad.

Mirá a Jesús, miremos a Jesús, al Él que está viniendo, a Él que vino, y que vendrá. Para sanar las heridas del corazón; Jesús nos sana, Jesús nos ama con todo lo que somos y tenemos; Jesús nos abraza con su misericordia y su ternura. Él es el camino vivo, Él es quien nos lleva directo al Padre.

Feliz Navidad!!

Te regalamos nuestra bendición y la oración en la eucaristía que celebraremos en Navidad. Contamos con tu oración, que nos ayude a ser pastores que se dejan amar por Jesús, guiar por San José y seguir las enseñanzas de la Virgen María.

Monseñor Carlos José Ñáñez – Arzobispo de Córdoba
Monseñor Pedro Torres – Obispo Auxiliar de Córdoba
Monseñor Ricardo Seirutti – Obispo Auxiliar de Córdoba

Mensaje de Navidad de la CEA: “Jesús entra en nuestra casa para quedarse”

1. Faltan pocos días para celebrar la Navidad. Haremos memoria y fiesta por la noticia más bella, alegre y verdadera de todos los tiempos, que sigue iluminando al mundo: «Nos ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,11). Cuando nos reunamos como familia delante del pesebre, contemplemos el misterio de la humildad de Dios que viene a salvarnos. Esta fiesta de la fe, vivida en familia, nos invita a fortalecer nuestros vínculos. ¡Dejémonos conmover por este Dios manso, que entra en nuestra casa para quedarse!

2. Tenemos motivos para dar gracias a Dios por los dones espirituales con los que quiso alentar nuestro camino como Iglesia en la Argentina. El Jubileo del Año Santo nos ha unido más a la persona del Papa Francisco, incansable apóstol de la misericordia divina. Estamos convencidos de que sus enseñanzas nos comprometen a bajar a las manos nuestra fe, para que se traduzcan en gestos de caridad ante toda miseria humana: «Han pasado más de dos mil años y, sin embargo, las obras de misericordia siguen haciendo visible la bondad de Dios» (Misericordia et misera,18). Volver a confesar a un Dios compasivo y misericordioso nos ha acercado al origen amoroso de nuestra existencia.

3. El Niño Dios de nuestros pesebres revela el rostro de la misericordia y, al hacerse como uno de tantos (cf. Flp 2,7), nos ayuda a confiar en el perdón generoso del Padre Dios y nos invita a perdonar de corazón a nuestros hermanos. En este desborde de gracias, la Iglesia confirmó la  santidad de dos hijos de nuestra tierra: San José Gabriel del Rosario Brochero y la Beata María Antonia de San José. Ambos fueron entusiastas evangelizadores, solícitos con los enfermos, los pobres y los presos. ¡Qué bueno sería que sus imágenes estuvieran junto a la Virgen María y a San José en el pesebre! En ellos también se manifestó el amor de Dios por su pueblo peregrino en la Argentina.

4. Nada es fácil en la Argentina de ayer y de hoy, sobre todo para los que dependen de uno o dos sueldos, y ni pensar si la familia con varios hijos está al margen del sistema laboral y previsional. Ahí nuestra nación muestra su peor rostro, porque cuesta creer que en la tierra bendita del pan, a uno de cada tres argentinos le falte comida, trabajo, salud, educación e igualdad de posibilidades para progresar. Las estadísticas visibilizan el número de los pobres, pero nunca alcanzarán a reflejar el dolor, la angustia e indignación de los padres que no pueden sostener a sus familias. La emergencia social, declarada hace unos días por el Estado Nacional, nos excusa de dar más ejemplos y comprueba esta cruda y cruel realidad que hoy padecen muchos compatriotas.

5. Hacemos un llamado apremiante a los que tienen algún grado de decisión en la economía argentina, para que inviertan en fuentes de trabajos dignos y bien remunerados. Los cálculos mezquinos, la especulación financiera y la subordinación del bien común a intereses electorales, no responden a las expectativas y hacen mucho daño al país. Como pueblo necesitamos sentarnos a la mesa, disponernos para el diálogo responsable y permanente, y así fortalecer nuestra aún frágil convivencia ciudadana. Que nadie se sienta excluido de esta invitación, porque la hora de la patria reclama de todos gestos de grandeza.

6. Ante la mirada del Niño Dios desde el pesebre, que siendo rico en misericordia compartió nuestra miseria, nos sentimos llamados a ser una Iglesia más humilde, necesitada de purificación por los pecados de todos nosotros. El Hijo de Dios, recién nacido, nos recuerda que somos hermanos para que no perdamos la esperanza de un renovado encuentro fraterno entre los argentinos.

7. Entonces sí podremos desear: ¡Feliz Navidad para todos!

175º Reunión de la Comisión Permanente
Conferencia Episcopal Argentina