“En Jesús somos hijos,
NOS HACEMOS HERMANOS Y CIUDADANOS,
nos comprometemos”
ABRAMOS LOS OJOS PARA VER LA REALIDAD
Cuando hablamos del don de la vida, regalo sagrado de Dios a los hombres, "nos referimos a la vida de cada persona en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural" y en todas sus dimensiones: física, espiritual, familiar, social, política, religiosa, etc.
Por eso, como cristianos y ciudadanos, queremos reafirmar la necesidad imperiosa de priorizar en nuestra patria el derecho a la vida en todas sus manifestaciones, poniendo especial atención tanto en los niños por nacer, como en nuestros hermanos que crecen en la pobreza y marginalidad.
Estamos convencidos de que no podremos construir una Nación que nos incluya a todos si no prevalece en nuestro proyecto de país el derecho primario de toda persona sin excepción: el derecho a la vida desde la concepción, protegiendo la vida de la madre embarazada, y, potenciando el vínculo madre-hijo a fin de cuidar su calidad de vida hasta la muerte natural. Debemos encontrar caminos para cuidar la vida de la madre y del hijo por nacer, y así, salvar a los dos.
Queremos agradecer al Señor que, con el don total de sí mismo, ha dado sentido y valor a toda vida humana e invocar su protección sobre cada ser humano llamado a la existencia.
DESPERTEMOS EL OÍDO PARA ESCUCHAR
La visitación (Lc 1, 39 – 45)
María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra, el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sirvienta, cocinera, mandadera, niñera y cuidandera de la casa. En Ella sí que se cumplirá aquel anuncio de Jesús: "Quien se humilla, será enaltecido".
María, en la Visitación, se hace también "servidora del prójimo".
María, en la Visitación es "servicio de la caridad a domicilio".
“Bendito el fruto de tu vientre” exclama su prima Isabel al verla. Hoy, con gran alegría, podemos decir que cada madre que lleva un pequeño en su vientre, lleva el don inmenso de la alegría, el don del amor, un don tan grande y generoso, que sólo Dios puede dar.
Pidamos a Nuestra Madre, la Señora del Servicio, la Señora del SI, la que bendita entre todas las mujeres, que nos ayude a cuidar y proteger la vida de estos pequeños que todavía no han nacido, para que muy pronto, podamos ver en ellos, el rostro de Aquél niño del pesebre.
RECEMOS A LA LUZ DE LA PALABRA PARA TRANSFORMAR LA VIDA
Respondemos: “Señor, ayúdanos a cuidar el don de la vida”
# Para que en nuestra Nación, prevalezca el derecho primario de proteger la vida humana desde la concepción, oremos.
# Para que como cristianos, podamos cuidar y valorar el don que lleva cada madre en su vientre, como lo hizo María con el pequeño Jesús, oremos.
# Por todas aquellas madres que están con dificultades frente al don de la vida, para que iluminadas por el Señor, comprendan el valor sagrado del pequeño indefenso, oremos.
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