Celebramos este viernes la Solemnidad
del Corazón de Jesús.
Una fiesta cargada de un profundo
significado: Miramos el Corazón herido de Cristo que es fuente de nuestra
salvación y casa de nuestras vidas y de nuestros caminos.
Contemplamos el
Corazón traspasado y abierto del Salvador que nos enseña que el amor verdadero
hay que vivirlo de cara a los demás.
Hoy queremos pedirle al Señor que su
Corazón sea nuestro centro y nuestro apoyo, nuestro consuelo y nuestro
descanso. Y que nos ayude a tener un corazón como
el Suyo: sensible, acogedor, sencillo, que perdona, ama y construye, que da
esperanza y es capaz de ponerse en el lugar del otro.
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