1. Dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada y
especialmente por los cincuenta años de renovación de la misma según las
enseñanzas del Concilio.
2. Abrazar el futuro con esperanza, confiados en el
Señor, al cual los consagrados ofrecen toda su vida.
3. Vivir el presente con pasión, evangelizando la propia
vocación y testimoniando al mundo la belleza del seguimiento de Cristo en las
múltiples formas en las cuales se expresa la vida consagrada.
Con ocasión del Año de la Vida Consagrada, el Papa Francisco
concederá indulgencia plenaria a todos los miembros de las instituciones de
vida consagrada y a los demás fieles católicos. Para obtener la indulgencia, se
debe cumplir primeramente con las condiciones habituales: confesión
sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Santo
Padre. Así pues, los fieles católicos de todo el mundo podrán obtener las
indulgencias para ellos mismos o para las almas del Purgatorio.
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