Hoy la Iglesia te invita a orar por los que ya murieron.
En realidad, la mejor manera de comunicarse con los difuntos es pedirle al
Señor por ellos. Con tu oración acompañas a tu ser querido y lo ayudas en su
purificación después de la muerte.
Dios puede perdonar a todos con su infinita misericordia,
aunque sea en el momento de la muerte. Pero eso no significa que no tengan que
purificarse de alguna manera por lo que han hecho en la vida. Esa purificación
puede realizarse después de la muerte y antes de entrar a la felicidad del
cielo. Pero Dios ya los ha liberado del pecado antes de morir. Simplemente
están siendo purificados de algunas consecuencias
de sus pecados, cuando eso no se realizó durante la vida. Si algunas cosas no
han sido purificadas en la vida de una persona, Dios con su amor puede
purificarlas después. Porque él quiere que entremos en su presencia celestial
completamente liberados de todo. Nada impuro entra en su presencia santa y
gloriosa. Por eso oramos por los que ya murieron y así los acompañamos en su
purificación.
Dice la Biblia que “es algo santo y provechoso orar por
los difuntos” (2 Mac 12,45). Este día de oración también puede convertirse en
un momento de reconciliación, para terminar de hacer las paces con ellos.
Mons. Víctor Manuel Fernández
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