DOMINGO
17° DEL TIEMPO ORDINARIO
PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro de Jeremías (Jer
23, 1-6)
¡Ay de los pastores
que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! –oráculo del Señor–. Por eso,
así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi
pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han
ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus
malas acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de
todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas,
donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que
las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a
ninguna –oráculo del Señor–. Llegarán los días –oráculo del Señor– en que
suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente,
practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a
salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: “El Señor es
nuestra justicia”.
Palabra
de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL
Salmo Sal 144, 10-11.
15-18
R. Abres tu mano, Señor,
y nos colmas con tus bienes.
Que todas tus obras
te den gracias, Señor,
y tus fieles te
bendigan;
que anuncien la
gloria de tu reino
y proclamen tu poder.
R.
Los ojos de todos
esperan en ti,
y tú les das la
comida a su tiempo;
abres tu mano y
colmas de favores
a todos los vivientes.
R.
El Señor es justo en
todos sus caminos
y bondadoso en todas
sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo
invocan de verdad. R.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura de la carta
del apóstol San Pablo a los cristianos de Éfeso (Ef 4, 1-6)
Hermanos: Yo, que
estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la
vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como
hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la
vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un
solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en
todos.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
+ Lectura del Santo Evangelio
según San Juan (Jn 6, 1-15)
Jesús atravesó el mar
de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos
que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con
sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los
ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: “¿Dónde
compraremos pan para darles de comer?”. Él decía esto para ponerlo a prueba,
porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios
no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus
discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que
tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta
gente?”. Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar.
Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio
gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los
pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos,
Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se
pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que
sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de
hacer, la gente decía: “Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al
mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se
retiró otra vez solo a la montaña.
Palabra
del Señor
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