En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto,
y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba
entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue
entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El
tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la
Buena Nueva». (Mc 1,12-15)
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