El próximo sábado 7 de Diciembre nos uniremos a la
Jornada de ayuno y oración convocados por la Conferencia Episcopal Argentina,
para pedir a Dios Padre que “mueva y sostenga los corazones y las voluntades de
quienes tienen en sus manos la responsabilidad de los recursos de la Ley, para
frenar la perversa y devastadora fuerza de las drogas”.
En la Arquidiócesis de Córdoba la celebración central
tendrá lugar a las 19.30 en la Basílica Nuestra Señora de la Merced, para dejar
nuestra súplica en el corazón de la Madre Patrona de los Cautivos. Unos minutos
antes de la misa se ofrecerá un momento de oración junto al Santísimo
Sacramento.
En todas las
parroquias y capillas
En comunión con los hermanos de nuestra Patria pediremos
por esta intención en todas las celebraciones del sábado 7 de diciembre en las
parroquias, capillas, iglesias y Santuarios de la Arquidiócesis de Córdoba,
recordando especialmente a los enfermos, a sus familiares y a los fallecidos
por causa del flagelo de la droga y el narcotráfico. Rezaremos también por la
construcción de “una cultura del encuentro y la solidaridad, como base de una
revolución moral que sostenga una vida más digna”, y por la conversión de los
narcotraficantes”.
Quedará a criterio de las comunidades, las que además de
la misa del día puedan disponer de un momento de oración especial. Contaremos
además con un material de reflexión que ofrecerá la Comisión de Adicciones de
la Arquidiócesis de Córdoba.
El Arzobispo de Córdoba Monseñor Carlos Ñáñez ha
dispuesto que en todas las misas del Sábado 7 y Domingo 8 de Diciembre se
celebre la Solemnidad de la Inmaculada Concepción con los textos litúrgicos
correspondientes a dicha fiesta.
Ayuno
La oración es una expresión de confianza dirigida a
nuestro Padre Dios que siempre quiere lo mejor para sus hijos, y conoce muy
bien lo que padecemos y sufrimos cuando un niño, un joven o un adulto pierden
la libertad, la salud y hasta la propia vida por causa de las drogas. El ayuno
de este día significará privarnos de lo innecesario, superficial, excesivo;
para que ofreciendo al Padre este dolor humano, nos dejemos invitar por Jesús a
mirarnos como hermanos, a mirarnos comprometidos con el abrazo de una vida más
digna.
“No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la
arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos
particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una
cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que
sostenga una vida más digna” (Documento “El drama de la droga y el
narcotráfico” 106° Asamblea Plenaria Pilar, 7 de noviembre de 2013).
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