En este año 2011 recordamos que, hace 400 años, el 16 de diciembre de 1611, el obispo de la diócesis del Tucumán, Fray Fernando Trejo y Sanabria, según lo mandado por el Concilio de Trento y por una Real Cédula, erigió y fundó el Seminario en la ciudad de Santiago del Estero, bajo la advocación de Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir, y lo encomendó a la Compañía de Jesús, previo acuerdo con su Provincial, el P. Diego de Torres. Su primer rector fue el misionero jesuita, P. Juan Romero, contando como colaboradores a los Padres Marco Antonio Deiotaro, Juan Darío y Horacio Morelli, y el Hermano Eugenio Valtodano. Fue inaugurado en los primeros meses del año siguiente, 1612, con sólo cuatro alumnos; de aquellos p
Este Seminario de Santa Catalina de Alejandría, que con los años mudará su nombre por el de Santo Tomás de Aquino primero, y luego por el de Nuestra Señora de Loreto, reconoce su «primer embrión» en el fundado por el mismo obispo Trejo y Sanabria por la constitución Nº 15 del primer sínodo del Tucumán en 1597. Este acontecimiento fue dignamente celebrado en nuestro Seminario en 1997, siendo rector el Pbro. Dr. Nelson Dellaferrera. A él pertenece la reseña histórica que transcribimos a continuación:
«El día de la Natividad de Nuestra Señora del año de 1597 fray Fernando de Trejo y Sanabria daba solemne inicio al primer sínodo del Tucumán que clausuraría en la festividad de San Miguel Arcángel el 29 de septiembre de ese mismo año. Realizada la visita pastoral a su extenso territorio, este santo y genial obispo franciscano comenzaba su labor pastoral con un sínodo y por una de sus constituciones erigía el Colegio Seminario para la formación de los futuros sacerdotes. Después continuaría con la organización de la diócesis en los sínodos de 1606 y 1607, la nueva erección del Colegio Seminario de Santa Catalina en 1611, la fundación del Seminario Convictorio de San Francisco Javier erigido en Córdoba en 1613 y en el mismo año funda el Monasterio de Santa Catalina de Siena y la Universidad.
«Hace pues 400 años que el obispo, previa Real Cédula, erigía y fundaba el Colegio Seminario en la Villa de la Nueva Madrid de las Juntas. Surgía así el primer embrión de esta institución. No sabemos quiénes fueron las autoridades, los profesores ni los alumnos de este Seminario, pero “por ciertos indicios podemos decir que el colegio vivió oscuramente luchando con las dificultades de los tiempos”
«El Colegio Seminario de Santa Catalina es trasladado a Córdoba juntamente con la sede episcopal en 1699. A partir de ese momento el obispo Manuel Mercadillo pondrá el Colegio Seminario bajo el patronazgo de Santo Tomás de Aquino. Su sucesor Pedro Miguel de Argandoña construirá el nuevo edificio contiguo a la Iglesia Catedral y en el sínodo de 1752 dictará las Reglas directivas y doctrinales que debían observarse en el Real Colegio Seminario y lo colocará bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto y Santo Tomás de Aquino.
«En 1838, ochenta y seis años más tarde, un decreto del gobernador Manuel López cierra el Seminario definitivamente y lo convierte en residencia del mismo gobierno. El Colegio Seminario sería reabierto en 1853 gracias al esfuerzo del gobernador Alejo Carmen Guzmán y del provisor José Gregorio Baigorrí. En 1861 el rector Dr. Uladislao Castellano y el Dr. Emiliano Cabanillas redactan una nueva constitución para el Seminario que es aprobada por el obispo José Vicente Ramírez de Arellano.
«En las postrimerías del siglo XIX, el obispo fray Reginaldo Toro encara la construcción del actual edificio ubicado en el barrio de Nueva Córdoba que es inaugurado por el obispo fray Zenón Bustos y Ferreira en 1908. El propulsor incansable de las obras del Seminario nuevo fue su rector José Anselmo Luque, quien a partir de 1913 es designado obispo titular de Fornos y auxiliar de Córdoba. Sus restos fueron inhumados en la capilla del actual Seminario en 1930.»
Con el mismo espíritu con el que en el año 1997 celebramos los 400 años de aquel «primer embrión» de nuestro Seminario; con el mismo espíritu con el que en el 2008 conmemoramos el centenario de la inauguración del actual edificio de Bº Nueva Córdoba; con ese mismo espíritu queremos ahora evocar, con admiración, el tesonero esfuerzo de quienes, enfrentando con esperanza las dificultades, hicieron posible el Seminario de Santa Catalina de Alejandría y cimentaron nuestro Seminario.
Nos sentimos llamados a hacer memoria agradecida, a celebrar con espíritu de humildad y de gratitud, porque todo lo que hoy somos y tenemos se lo debemos a Dios y a muchos hermanos que, antes de nosotros, vivieron la fe y se jugaron por ella; sostenidos por la gracia, trabajaron generosamente por consolidar y engrandecer nuestro Seminario. Su larga historia de más de cuatrocientos años tiene mucho para enseñarnos; nos habla del amor fiel del Dios providente que acompaña a su Pueblo por los caminos de la historia; nos invita a confiar esperanzadamente en la acción de la gracia, poniendo al mismo tiempo todo lo nuestro al servicio del Reino; nos llama a ser creyentes comprometidos con las exigencias de la justicia y la caridad, haciendo de nuestras vidas una ofrenda a Dios y a los hermanos en unión con la ofrenda eucarística de Jesús; nos desafía a abrirnos a la acción fecundante del Espíritu que nos da la vida, que hace nuevas todas las cosas y nos mueve a cantar con María la misericordia del Señor.
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