La
devoción mariana de Brochero trasluce los rasgos populares de experiencia
espiritual cuando se apropia de gestos que el pueblo manifiesta en relación a
María. Un testimonio refleja: “Era muy devoto de la Virgen, especialmente en la
advocación de la Inmaculada, de la que tenía una imagen en le iglesia y siempre
que pasaba por allí, la saludaba con fervorosas jaculatorias… la misma que en
los momentos más críticos se la llevó a su pieza” (hoy esa imagen está en la
Capilla de la Casa de Ejercicios en Villa Cura Brochero). Otro afirma: “En
todos sus viajes se encomendaba a la Sma. Virgen y recuerda que llevaba siempre
una imagen de la Sma. Virgen”
Su
relación con María lo lleva a descubrirse como instrumento de la mediación
divina: en concreto, con su respuesta ante una incomprensión “para que se vea
que no es obra mía, ni de los tres que forman la comisión, sino que es obra de
Dios, pedida por la Santísima Virgen”.
Una experiencia lo
ilustra en Catamarca:
El
género de la “promesa” también se conoce en el repertorio de manifestaciones de
devoción y piedad mariana de José Gabriel del Rosario. “…existe una referencia directa a la presencia del Cura Brochero en
Catamarca para el cumplimiento de una promesa suya por la salud de Zoraida
viera, casada con Erasmo Recalde. Ambos eran íntimos amigos del Cura Gaucho. El
testimonio del hecho es de la hija de Erasmo y Zoraida. Ella refiere que,
estando enferma su madre, el Pastor serrano, hizo juntamente con la familia
Recalde una promesa a la Santísima Virgen del Valle, en Catamarca, una vez
obtenida la gracia fue con el matrimonio al santuario de Catamarca para cumplir
lo prometido”
(El
testimonio proviene del Sumarium, proceso rogatorio de Cruz del Eje, parágrafo
329)
Una espiritualidad
que es fuente de vida y compromiso
En
la preparación de la Beatificación de Brochero en 2013, los Obispos Argentinos,
reunidos en la asamblea plenaria en abril de 2013 nos animaban:
“La
devoción del cura Brochero a la Virgen María, con el profundo y cálido título
de “Mi Purísima”, nos abre a su amor
hondo y concreto, muy atento a las necesidades de cada persona. Como la Virgen
en las Bodas de Caná, también Brochero supo decir a Jesús: “no tienen agua”,
“no tienen educación”, “no tienen caminos”, “no tienen medios acordes para
encontrarse como hermanos y comercializar sus productos”… y él hizo lo que
Jesús dijo: ayudó a todos sus contemporáneos a escuchar esa misma voz que abre
las cataratas del amor de Dios y que se vuelca en el amor concreto al hermano:
abrió escuelas, fue pionero en abrir un colegio para niñas, proyectó el
ferrocarril, y entre todos hicieron caminos, acequias, diques, telégrafos, y la
Casa de Ejercicios. Durante su breve período en la ciudad de Córdoba, nombrado
capellán de la cárcel, veló con amor de padre por las necesidades físicas y
espirituales de sus hermanos privados de libertad”
Su
estilo de oración espontánea a María ha quedado plasmado en un sermón de
Brochero sobre la Eucaristía:
“¡Oh María, Madre
nuestra! Alcánzanos la gracia de reconocer los tesoros y riquezas que tu Hijo
nos dejó en ese sacramento de amor. Alcánzanos las fuerzas necesarias para
llegar a Él con mucha frecuencia a enriquecernos con sus virtudes. Séanos,
Madre nuestra, muy doloroso el apartarnos de este Sacramento, como es doloroso
al niño separarse de los pechos de la madre que la alimenta con su propia
sangre. Porque desde hoy queremos amar a tu Hijo para volverle amor por amor.
Si tú nos ayudas, Madre nuestra, no nos ha de costar el amor a tu Hijo, que
tanto nos amó y es digno de ser amado…”
Compartimos. ¿Qué
lugar ocupa María en mi experiencia de fe? ¿Es fuente de vida y compromiso?
María es signo de consuelo, ternura, servicio, disponibilidad, entrega,
desprendimiento. ¿Con qué actitud me identifico más?
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