pues necesito tenerte presente para no olvidarte.
Tú sabes con cuánta facilidad te olvido.
Quédate conmigo, oh Jesús,
porque soy débil y necesito Tu fuerza,
para no caer tan a menudo.
Quédate conmigo, oh Jesús,
porque Tú eres mi vida
y sin Ti no tengo fervor.
Quédate conmigo, oh Jesús,
porque Tú eres mi luz,
y sin Ti estoy en la oscuridad.
Quédate conmigo, oh Jesús,
para que me muestres
cuál es Tu Voluntad.
Quédate conmigo, oh Jesús,
para que yo pueda oir
Tu voz y seguirte.
Quédate conmigo, oh Jesús,
porque deseo amarte mucho
y estar siempre contigo.
Quédate conmigo, oh Jesús,
si deseas que te sea fiel.
Quédate conmigo, oh Jesús,
porque, pobre como es mi alma
deseo que sea
un lugar de consuelo para Ti,
un nido de amor
Quédate conmigo, oh Jesús,
porque el día empieza a morir y la vida pasa;
se acercan la muerte,
el juicio y la eternidad.
Es necesario que renueve mis fuerzas
para no detenerme en el camino,
y para eso te necesito a Ti.
Se hace tarde y se acerca la muerte,
y yo tengo miedo a la oscuridad.
Temo a las tentaciones, la sequedad,
la cruz, los sufrimientos.
¡Oh, cuánto te necesito, oh Jesús,
en esta noche de exilio!
Santo Padre Pío de Pietrelcina
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