Jesús, antes de que nazcas visiblemente en Belén, ven ya a nuestro corazón,
que lo encontrarás acogedor y tuyo del todo, pues sabes lo mucho que te
queremos.
María, que con inefable amor de madre estás esperando ver a tu Hijo entre
tus brazos, prepáranos tú misma para recibir a Jesús con la pureza inmaculada
de tu alma bendita.
José, a quien Dios confió los primeros tesoros de la Redención, Jesús y
María, ruega por nosotros para que recibamos en toda su inmensa abundancia la
gracia de Dios en estos días de Navidad.
Lecturas para cada día
Primer día: 16 de diciembre
Le dijo el ángel:
"Deja de temer, María, porque has encontrado gracia
ante Dios. Concebirás y darás a luz un Hijo, al que pondrás por nombre Jesús.
Será grande y llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá
fin".
Dijo entonces María:
"He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra". Y el ángel la dejó.
(Lucas 1, 30-33,38)
Segundo día: 17 diciembre
Cuando Isabel oyó el saludo de María, el infante saltó en
su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo.
Y dijo a grandes voces:
"¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de
tu vientre! ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?”
Y dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en
Dios, mi Salvador”.
(Lucas 1, 41-43, 46-47)
Tercer día: 18 de
diciembre
En aquella época apareció un decreto del emperador
Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la
Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de
Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
(Lucas 2, 1 – 5)
Cuarto día: 19
diciembre
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de
ser madre; y María dio a luz a su Hijo
primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había
lugar para ellos en el albergue.
(Lucas 2, 6 – 7)
Quinto día: 20
diciembre
"Dejad de temer, pues os anuncio una gran alegría,
que lo será para todo el pueblo: Os ha nacido un Salvador que es el Cristo
Señor en la ciudad de David. Esto os servirá de señal: “Encontraréis un niño
envuelto en pañales reclinado en un pesebre".
Y en seguida se juntó al ángel una multitud del ejército
celestial que alababa a Dios, diciendo:
"Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a
los hombres que Él ama".
(Lucas 2. 10-14)
Sexto día: 21 de
diciembre
Ellos después de oír al rey, se marcharon; y la estrella,
que habían visto en Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a posarse sobre
el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella experimentaron una grandísima
alegría.
Entraron en la casa, y vieron al niño con María, su madre,
y postrándose, lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron dones: oro,
incienso y mirra.
(Mateo 2, 9-11)
Séptimo día: 22 de
diciembre
Después de que ellos se hubieron marchado, un ángel del
Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
"Levántate, toma al niño y a su madre, huye a
Egipto, y estate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño
para matarlo".
Él se levantó, tomó al niño y a su madre de noche y se
fue a Egipto.
(Mateo 2, 13-14)
Octavo día: 23 de
diciembre
Al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en busca
suya.
A los tres días lo encontraron en el Templo sentado en
medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles.
Todos los que le oían estaban admirados de su
inteligencia y de sus respuestas.
Al verlo se quedaron maravillados, y su madre le dijo:
"Hijo, ¿por qué has hecho esto? He aquí que tu padre
y yo te buscábamos angustiados".
Les contestó:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme
en los asuntos de mi Padre?"
(Lucas 2, 45-49)
Noveno día: 24 de
diciembre
Descendió Jesús con ellos.
Fue a Nazaret y les estaba sumiso.
Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de
Dios y de los hombres.
(Lucas 2, 51-52)
ORACIÓN FINAL:
Padre, la boca se nos llena de cantares y el corazón
rebosa de alegría, porque se acerca el nacimiento de tu Hijo, que levantó del
sueño a los pastores y sobresaltó a los poderosos. Pero sobre todo llenó de
gozo a su Madre María, que había vivido un adviento de nueve meses.
Ella, sencilla como la luz, clara como el agua, pura como
la nieve y dócil como una esclava concibió en su seno la Palabra. Concédenos
que, a imitación suya, seamos siempre dóciles al evangelio de Jesús y así
celebremos en verdad de fe la Pascua de su nacimiento. Amén.
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