Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el
que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la
serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea
levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único
para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque
Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él.» (Juan 3,13-17)
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