El complejo de
Adán
Un filósofo contemporáneo, buscando alternativas
humanizantes a la globalización, rescata una enseñanza de una novela escrita en
1883, “El paraíso de las damas”, por un autor francés que presenta la
competencia desleal entre los grandes almacenes y los pequeños comerciantes.
En su novela, Emile Zola señala duramente a los dueños de
los grandes almacenes como “traficantes del deseo”, porque se indigna al ver
que en esos establecimientos se expone la mercadería fuera de las cajas, lo que
provoca al consumo indecente. En aquellos años no existía la publicidad.
Qué diría Emile de nuestros tiempos en que el marketing
ha producido un mundo de necesidades superfluas, la sociología nos habla de la
era del hiperconsumismo, los políticos y economistas nos plantean que la
solución social pasa por promover el consumo, la publicidad nos hace creer que
la fuente del prestigio no está en la capacidad de crear cosas sino en la
posibilidad de adquirirlas.
No sólo se trata de cosas, se nos propone consumir
diversiones, emociones, ideas y hasta candidatos políticos que se ofrecen en la
publicidad muchas veces como una opción sin contenido.
Me dirán: “¿Y a qué viene esto?”. La cuestión es que
pensaba cómo hoy necesitamos filtros para todo: para el agua, el combustible,
el aire, el aceite, y me parecía que necesitamos un filtro para la publicidad
en todos los ámbitos de consumo y particularmente en estos días de campaña
política.
Me apenó el acoso publicitario en este tiempo
pre-eleccionario. Más que propuestas que impliquen confiar un mandato para que
se nos represente en el Congreso de la Nación, a fin de equilibrar poderes y
mejorar los instrumentos legislativos de búsqueda del bien, se escuchan
principalmente agravios y descalificaciones sobre lo que han hecho los otros.
Si esto abunda en los spots diarios, también se vio en
los frustrados debates que han mostrado que no sabemos dialogar ni buscar
consensos. En vez de integrar lo bueno de todos, se buscan culpables de los
males que nos aquejan.
Las horas de veda previas, al igual que el “cuarto
oscuro”, son una invitación al silencio, a la reflexión y discernimiento,
porque confiar el mandato de custodiar nuestra libertad y dignidad, nuestro
presente y futuro, no sólo de la provincia sino de la patria, a tal o cual
candidato es cosa seria.
Lo vivido estas semanas me ha recordado una enseñanza de
antiguos sacerdotes que referían que uno de los primeros defectos de la raza
humana que aparece en la Biblia es el llamado “complejo de Adán”: consumada la
desobediencia al proyecto de Dios, cuando es interpelado por el Creador, Adán
dice: “Fue Eva”, se defiende proyectando en ella toda la responsabilidad del
pecado.
El momento de la patria, el cambio de época que nos toca
vivir y los regalos que el Padre providente nos ha hecho nos invitan a superar
el complejo de Adán y recrear una actitud de discernimiento y responsabilidad,
a construir con esperanza la fraternidad.
Esas parecen ser algunas claves de la propuesta del papa
Francisco, discípulo del discernimiento ignaciano, quien frente a tantos
desencuentros propone la cultura del encuentro y frente a tantos
enfrentamientos nos compromete a trabajar por la paz.
Necesitamos filtrar con el discernimiento del amor tantos
eslóganes contaminantes y urgir a nuestros representantes que dejen de pelearse
y traficar con los deseos del pueblo, y se pongan a dialogar y servir buscando
soluciones a tantos desafíos que enfrentamos, y de tantas nuevas y viejas
pobrezas que nos llaman a la solidaridad.
P. Pedro Torres
Sacerdote católico. Miembro del Comipaz.
Carta a los ciudadanos
“Un ciudadano es
aquel que sabe hacer uso de su libertad, se conduce de acuerdo con las leyes y
normas vigentes, asume las consecuencias de sus acciones, excluye la solución
violenta de los conflictos, es capaz de argumentar y encontrar consensos en los
desacuerdos, es tolerante y acepta la diversidad de convicciones, valora y
acepta la autoridad y vigila las decisiones de sus dirigentes”
La Pastoral Social
Arquidiocesana de Córdoba nos anima a renovar el compromiso como ciudadanos
teniendo en cuenta que votamos el próximo domingo 27 de Octubre.
El texto que fue redactado en el marco de las elecciones
parlamentarias 2013, recupera el significado de ser ciudadano, como aquella
persona que sabe hacer uso de su libertad asumiendo las consecuencias de sus
acciones, que propone soluciones pacíficas para resolver los conflictos, que es
capaz de encontrar consensos en los desacuerdos, que es tolerante; se esfuerza
por respetar la diversidad, y vigila las decisiones de sus dirigentes.
Nuestro voto es
decisivo, subraya la carta, “conocer los datos elementales de las opciones
políticas que se nos presentan, de manera que podamos formar una opinión
fundada y elegir a conciencia”. La memoria cívica que nos inmuniza de la
amnesia del pasado, nos permitirá “recordar la trayectoria del candidato, su
servicio a la sociedad, su coherencia entre la promesa electoral y su accionar,
su respeto por la ley y los principios institucionales”.
La reflexión nos sugiere entonces preguntarnos:
• ¿El candidato
asume una actitud ética frente al ejercicio de la política, con honestidad y
transparencia, pensando en el Bien Común?
• ¿El proyecto de
cada candidato/a, contempla la defensa y protección de la dignidad humana desde
su concepción hasta su muerte natural, promoviendo leyes coherentes y
realizables en el ámbito del trabajo, la salud, la educación, la ecología?
• ¿Es coherente
nuestro voto con nuestras convicciones morales y religiosas?
La carta finaliza diciendo “compartimos estas reflexiones
con espíritu constructivo, sin dejar de interrogarnos sobre nuestras propias
responsabilidades como ciudadanos”. Por último, invoca la sabiduría de Dios
para toda la Patria.
PASTORAL SOCIAL ARQUIDIOCESANA
IGLESIA CATÓLICA EN CÓRDOBA
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